Un enema es un procedimiento en el que se introduce líquido en el recto, la última parte del intestino grueso. Los enemas se pueden usar para tratar el estreñimiento (cuando un niño tiene dificultades para ir de vientre) o para administrar medicamentos. Usted le puede poner un enema a su hijo en casa con seguridad.
Los enemas implican colocar un pequeño tubo o boquilla dentro del ano de un niño (la abertura del recto por donde salen las heces o cacas). El líquido que contiene la botella o bolsa fluirá por el tubo o boquilla y entrará en el recto. Este líquido ayuda al intestino a eliminar las heces de una manera fácil y segura.
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Asegúrese de usar un enema adecuado para la edad y el peso de su hijo. No utilice enemas para adultos.
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Lávese las manos con agua y jabón.
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Entibie el líquido del enema colocando la bolsa, el bulbo o la botella bajo agua tibia. Compruebe la temperatura del líquido vertiendo unas gotas sobre su muñeca.
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Haga que su hijo se acueste en una de las siguientes dos posturas:
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Sobre el costado izquierdo, con las rodillas flexionadas sobre el pecho.
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Boca abajo con las rodillas flexionadas debajo del cuerpo y la cola apuntando hacia arriba.
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Coloque un protector absorbente o toallas gruesas debajo de la cola de su hijo.
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Tenga a mano una cuña, balde o cubo por si su hijo no fuera capaz de retener el líquido.
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Cree una atmósfera relajante para su hijo. Eso puede incluir ponerle música, ver la televisión, un videojuego, un juguete, alguien leyéndole un cuento o frotándole la espalda, cualquier cosa que sirva para tranquilizarlo y distraerlo.
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Muéstrele a su hijo el extremo del tubo o la boquilla para que sepa qué es lo que le va a introducir en el recto.
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Si va a utilizar un enema de bolsa, cuélguela o haga que otra persona la sostenga entre 12 y 18 pulgadas (entre 30,5 y 45,7 cm) por encima de su hijo. Baje el tubo para que se llene de líquido.
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Si el extremo del tubo o la boquilla tiene tapa, quítesela. Pellizque el tubo o la boquilla para que no pueda pasar el líquido.
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Aplique un gel elaborado con agua en el extremo del tubo o de la boquilla. Esto facilita que resbale con facilidad hacia el interior del ano.
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Pídale a su hijo que respire profunda y lentamente.
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Sepárele los glúteos con suavidad hasta que le vea el ano.
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Con la otra mano, coloque el extremo lubricado dentro del ano de su hijo hasta que esté completamente dentro del recto. Esto significa introducirlo de 2 a 3 pulgadas (de 5 a 7,6 centímetros) si se trata de un niño, a no más de 4 pulgadas (10,16 centímetros) si se trata de un adolescente.
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Insértelo apuntando hacia el ombligo del niño, a menos que el profesional del cuidado de la salud le indique lo contrario.
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Deténgase si el tubo no entra con facilidad. Espere unos minutos e inténtelo de nuevo. Pedirle a su hijo que apriete suavemente (como si estuviera yendo de vientre) puede facilitar la introducción del tubo.
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Mantenga el extremo del tubo o boquilla en su sitio.
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Si está utilizando una botella con boquilla, apriete la botella con suavidad.
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Si está utilizado un enema que se cuelga provisto de tubo, el líquido empezará a bajar por el tubo y entrará en el recto del niño. No apriete la bolsa.
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Si su hijo tiene dolor abdominal, detenga el enema (deje de apretar la botella o de pellizcar el tubo). Ayude a su hijo a relajarse y a respirar hondo. Cuando le deje de doler, empiece a ponerle otra vez el enema. Si está usando un enema de bolsa y tubo, le puede ayudar el hecho de bajar la bolsa para que el líquido baje más despacio.
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Cuando el tubo o la botella estén casi vacíos, extraiga el extremo del tubo o boquilla del recto de su hijo.
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Su hijo debe permanecer acostado y retener el líquido del enema durante el tiempo que haya recomendado el profesional del cuidado de la salud. Puede ayudar el hecho de sostenerle las nalgas con delicadeza para que estén bien juntas.
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Después de que pase el tiempo recomendado, pídale a su hijo que se siente en el inodoro y elimine el líquido del enema junto con las heces. Es posible que las heces sean acuosas. Es posible que su hijo se tenga que sentar en el inodoro más de una vez.
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Limpie o tire el envase del enema, el tubo o la boquilla siguiendo las indicaciones del fabricante. Lávese las manos cuando acabe.
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No ponga a su hijo enemas con más frecuencia de la indicada. No ponga enemas a niños menores de 2 años.